Como una apasionada fanática de la Navidad, esta época del año siempre ha sido la más especial para mí. Aunque esté lejos de muchos seres queridos y resida en Perú desde el 2017, sigo llevando con orgullo mis tradiciones navideñas venezolanas y compartiéndolas con mi hija. Desde la cocina hasta la decoración, cada detalle de la Navidad evoca recuerdos entrañables de mi infancia en Venezuela.
En diciembre, nuestra mesa se llena de delicias únicas que son verdaderas joyas gastronómicas venezolanas: hallacas, pan de jamón, ensalada de gallina, pernil al horno o pavo, torta negra navideña y dulce de lechoza, por mencionar solo algunos. Estos platos no solo deleitan los paladares, sino que también llenan el ambiente con el cálido espíritu navideño.
Recuerdo con cariño cómo, de niña, solía recoger piñitas caídas de los pinos en el parque y llevarlas a casa para decorar nuestro nacimiento o árbol de Navidad. Mi pasión por esta festividad proviene de mi madre, quien, con creatividad y amor, decoraba nuestra casa cada año con los recursos disponibles, incluso reutilizando adornos y aprovechando las ofertas de enero para prepararse para la próxima Navidad.
año 2017 |
año 2021 |
Este año, además, hemos incorporado el calendario de adviento para mi hija, llenándolo de actividades diarias que fomentan valores como la bondad, la creatividad, la solidaridad y el agradecimiento. Esta nueva tradición no solo añade magia a la temporada, sino que también enseña importantes lecciones a mi hija sobre el verdadero significado de la Navidad.
¡La Navidad es una época de unión, tradición y amor, y estoy encantada de compartir estas experiencias con mi familia en Perú.
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